martes, 16 de junio de 2009

Aneurismas y Síndrome de Marfán

LA PRENSA GRÁFICA: Escrito por Alfredo Arango. Link
Un cuerpo muy alto y delgado, extremidades y dedos alargados, y problemas visuales originados en las córneas son características del Síndrome de Marfán. Es un problema hereditario que afecta el tejido conectivo, el que provee el soporte y la sustancia a tendones, ligamentos, vasos sanguíneos, válvulas cardíacas y muchas otras estructuras del cuerpo humano.

Un aneurisma es una dilatación anormal de la pared de la arteria que ocurre principalmente en la arteria aorta, la arteria más grande del cuerpo que sale del corazón y transporta la sangre oxigenada.

Los aneurismas aórticos también se pueden ocasionar por otras condiciones tales como arterioesclerosis o endurecimiento de las paredes de la arteria, enfermedades degenerativas, infecciones, trauma por un accidente automovilístico y hasta el estrés emocional que aumente la presión arterial.

Los aneurismas usualmente no presentan síntomas, pero hay pacientes que experimentan dolor de pecho o un dolor fuerte en la espalda; también puede haber falta de aire y en casos raros una alteración en el tono de la voz, debido a que el abultamiento de la aorta comprime un nervio de las cuerdas vocales. La Sociedad de Cirujanos Torácicos de Estados Unidos advierte que un aneurisma de la arteria aorta es una condición seria, ya que dependiendo del tamaño se puede romper y ocasionar hemorragias internas mortales. El riesgo de ruptura se incrementa a medida que el aneurisma crece, y también dependiendo de su ubicación en el cuerpo. Cada año, aproximadamente 15,000 norteamericanos mueren a consecuencia de la ruptura de un aneurisma. El doctor Gonzalo Carrizo, cirujano cardíaco y vascular del Kendall Regional Medical Center, en Miami, explica que si el aneurisma es pequeño (menos de 5 centímetros) y si el paciente no tiene síntomas, simplemente se observa. En algunos casos, aunque el aneurisma sea pequeño, si tiene un crecimiento muy acelerado, se recomienda intervenir. Si desde un principio al detectarlo se ve que tiene más de 5 centímetros, se debe intervenir.

El Dr. Carrizo dice que los aneurismas que se presentan en la aorta descendente (en el tórax y el abdomen) hoy en día se pueden tratar de manera mínima invasiva.

Esto se hace implantando un “stent” por medio de un catéter que se introduce por una pequeña incisión de 3 o 4 centímetros en la ingle y se lleva por dentro de la arteria femoral hasta la aorta, en la cual, bajo guía de fluoroscopia, se deja permanentemente. En este caso no se remplaza la arteria, simplemente se introduce en ella el “stent” y se deja allí. En estos procedimientos, la recuperación es más rápida. En muchos casos, los pacientes se pueden ir a casa en 24 o 48 horas, y generalmente pueden retomar su actividad normal en dos a seis semanas. A los pacientes que se ha intervenido se les realizan pruebas destinadas a comprobar que no haya quedado ninguna filtración de sangre o migraciones.

Los pacientes a los que se les ha intervenido por aneurisma en muchos casos deben tomar un medicamento antiplaquetario durante cierto tiempo para evitar la formación de trombos o coágulos. Para más información llame al 305-222-6750 o visite hcasaludinternacional.com